lundi, juillet 20, 2009

Leyendo el Excélsior...

El viernes pasado leí el Excélsior y me encontré con una redacción muy interesant... tanto q decidí traérselas...

Tacones sin frenos

Cuando nos recuperamos del último accidente amoroso, el corazón se pone una armadura y se resiste por un tiempo a quedar expuesto. Y es chistoso porque, según una teoría de mi amiga María, los hombres encuentran muy atractiva a una mujer vulnerable, recién salida de un estrellón para quedar como el héroe que le extendió su mano y la salvó de la soledad (teoría que no encuentro descabellada en lo más mínimo).

Es entonces cuando nos enfrentamos a un espejo y descubrimos q miramos diferente, q la inocencia se va perdiendo en cada volcadura y q nos vamos volviendo inmunes a ciertas palabras q nos recuerdan la más reciente descalabrada.

Desafortunadamente nos volvemos cínicas, y es q hemos pasado por tanto cuando nos acercamos al tercer piso, q segurament nada suena novedoso. Cualkier frase se oye trillada y como ya la compramos alguna vez y no funcionó del todo... simplemente nos reímos.

El problema de todo es q generalizamos a los hombres y se nos olvida q con los que hemos salido no alcanza ni sikiera un porcentaje de toda la población masculina. Cuántos hombres buenos nos hemos topado en la vida? Yo puedo ser agradecida y decir q dos q tres han valido la pena, pero cuando recién terminamos con uno de esos pocos q no está tan mal... pensamos q debemos besar algunos sapos para merecer de nuevo un príncipe y, si de casualidad muy pronto asoma la cara un buen partido, lo desmenuzamos y lo machacamos para encontrar ese defecto q, sabemos, en un futuro será utilizado en nuestra contra... Sí, señores!, existimos muchas mujeres dañadas caminando por las calles porq alguno de su género prometió y no cumplió... o simplemente se le olvidó prometer.

Pero las mujeres no nos quedamos atrás, por el camino también nos encontramos a hombres q han sido víctimas del látigo femenino y q se van convirtiendo en sapos gracias a nuestras maldades. Lo q pasa es q las mujeres somos muy mustias y nos encanta pasar por las víctimas y dejar q "los pin... hombres" sean los victimarios.

Todas sabemos muy bien q las mujeres somos más ca... q bonitas, q con una miradita de lado logramos ese efecto q estamos buscando, sabemos cómo sentarnos, cómo movernos, cómo hablar... todo, para volverlos locos y q se les olvide su entorno.

Realmente cualkier accidente amoroso nos deja cojas, y esa cojera nos hace desconfiar, nos hace creer q todo lo q nos dicen es únicamente para meternos en la cama y hemos escuchado tantas historias (sí, hombres, las amigas nos contamos todo... con lujo de detalles, así q sepan de una vez q la mejor amiga de su novia sabe tooodo sobre ustedes) que van sumando reproches al género masculino, nos han aventado tantas veces un choro abismal y nos lo hemos tragado tan entero q, la próxima vez q nos encontramos en medio de palabras lindas, un foco rojo comienza a parpadear. Ese foco rojo nos hace ser incrédulas, nos hace mirarlos con desconfianza y con miedo a q los frenos se rompan y terminemos estampadas nuevamente en aquella pared q, desde un principio, vimos venir.

El odio es el amor sin los datos suficientes. Richard Bach.

Escritora: Anna Bolena Melendez

Me gustó porq explica esos miedos q a veces nos embargan, y sobre todo aplica para ambos, tanto mujeres como hombres... piénsenlo ;)

1 commentaire:

Pacheco a dit…

Estoy de acuerdo, y luego ambos nos cansamos de ese tipo de trato y algo que talvez era o pudo ser bueno para ambos, termina por morir por ese tipo de tonterias